Habíamos esperado cosas terribles para este Gran Sábado del verdadero Yom Kippur el 20 de octubre de 2018, el Día del Juicio de Dios después de que Miguel se levantó, pero las cosas se pusieron mucho peor de lo que hubiéramos podido imaginar. Sin embargo, el mundo permanece en la oscuridad, y lo que tengo que informar hoy sella irreversiblemente su destino.
La sangre negra de un hombre muerto, Jamal Khashoggi, sigue dominando los titulares de las secciones del “Mundo” e “Internacionales”, y aunque Arabia Saudí ahora admite el asesinato, describe una versión tan increíble del crimen que incluso Angela Merkel tuvo que calificarla como “insuficiente”, aunque ciertamente no quiere provocar una nueva crisis del petróleo.
Trump, por otro lado, parece no tener ningún problema en tragarse la mentira de los saudíes de la “pelea a golpes de puño”, y describe el desafortunado resultado del combate de boxeo diario del consulado con sus visitantes como completamente creíble. No sin una buena razón, algunos colegas de Khashoggi a su vez eligieron un titular ambiguo para la evaluación de la situación por parte del presidente de Estados Unidos: Trump cree la versión de la pelea a golpes de puño y abandona la inteligencia de E.E.U.U. Para un lector de habla inglesa y especialmente estadounidense, el término “inteligencia de E.E.U.U.” es sinónimo del Servicio Secreto de Estados Unidos, que no creyó en esta versión de los saudíes, pero se puede asumir que “abandonar la inteligencia de E.E.U.U.” también debería llamar la atención al hecho de que entre líneas el presidente estadounidense Trump ahora está certificado como “demente” por sus compatriotas; ¡y por muchas otras naciones también!
Es revelador que ahora, a la vista de la comunidad internacional, la codicia lleve a un “rey persa” de 72 años a creer más en las historias de las mil y una noches de “Scheherezade” que en las de sus propios espías. Pero no parece que “MbS”, o “Mister Bone Saw” (“Señor sierra para huesos”, en español) o, como yo diría, “Alí Babá y sus 15 ladrones” se saldrá con la suya completamente ileso. Un océano de sangre ya está en el horizonte.
Entonces, ¿cómo vamos a posicionarnos, como el remanente, contra tales declaraciones de los líderes mundiales? Luchamos contra los poderes espirituales y no debemos ver las cosas carnalmente, sino espiritualmente.[1] El flagrante “abandonamiento de la inteligencia” y el sentido común de Trump, por su descaro de vender cuentos de hadas como verdad contra toda lógica y toda evidencia, sólo puede tener una razón terrible: el Espíritu de Dios debe haberse retirado completamente de él y de muchos otros líderes nacionales. Hace unos 100 años, cuando el Espíritu de Dios aún podía ser encontrado, alguien escribió:
Estamos viviendo en el tiempo del fin. El presto cumplimiento de las señales de los tiempos proclama la inminencia de la venida de nuestro Señor. La época en que vivimos es importante y solemne. El espíritu de Dios se está retirando gradual pero ciertamente de la tierra. Ya están cayendo juicios y plagas sobre los que menosprecian la gracia de Dios. Las calamidades en tierra y mar, la inestabilidad social, las amenazas de guerra, como portentosos presagios, anuncian la proximidad de acontecimientos de la mayor gravedad.
Las agencias del mal se coligan y acrecen sus fuerzas para la gran crisis final. Grandes cambios están a punto de producirse en el mundo, y los movimientos finales serán rápidos.—Joyas de los Testimonios 3:280. {3JT 280.1-280.2}
¿Cuál es la consecuencia de eso?
Los corazones que responden a la influencia del Espíritu Santo, son los conductos por medio de los cuales fluye la bendición de Dios. Si los que sirven a Dios fuesen quitados de la tierra, y su Espíritu se retirase de entre los hombres, este mundo quedaría en la desolación y destrucción, como fruto del dominio de Satanás. Aunque los impíos no lo saben, deben aún las bendiciones de esta vida a la presencia, en el mundo, del pueblo de Dios, al cual desprecian y oprimen. Si los cristianos lo son de nombre solamente, son como la sal que ha perdido su sabor. No tienen influencia para el bien en el mundo, y por su falsa representación de Dios son peores que los incrédulos del mundo.—El Deseado de Todas las Gentes, 262. {SC 29.2}
La consecuencia es una devastadora guerra nuclear mundial:
El espíritu refrenador de Dios se está retirando ahora mismo del mundo. Los huracanes, las tormentas, las tempestades, los incendios y las inundaciones, los desastres por tierra y mar, se siguen en rápida sucesión. La ciencia procura explicar todo esto. Menudean en derredor nuestro las señales que nos dicen que se acerca el Hijo de Dios, pero son atribuidas a cualquier causa menos a la verdadera. Los hombres no pueden discernir a los ángeles que como centinelas refrenan los cuatro vientos para que no soplen hasta que estén sellados los siervos de Dios; pero cuando Dios ordene a sus ángeles que suelten los vientos, habrá una escena de contienda que ninguna pluma puede describir.—Joyas de los Testimonios 3:14, 15. {SC 66.3}
Durante mucho tiempo supimos que el Espíritu de Dios se retiraría completamente de la tierra al comienzo de la segunda plaga, porque precisamente esto es descrito en el esquema de la profecía de Ezequiel 9. Allí, el hombre con el tintero de escribano es el Espíritu Santo, que termina Su obra de sellamiento en la primera plaga según el reloj de Orión. Luego siguen los cinco ángeles con los instrumentos para destrucción en las plagas 2 a 6. Los enormes granizos en la séptima plaga[2] son entonces los misiles atómicos que caen sobre las ciudades de los hombres y dan paso al regreso de Jesús.
¡Miren el reloj de las plagas! La sexta plaga comienza con una línea del trono y el año nuevo judío para el 2019 cae dentro de ella el 6/7 de abril. Es un año nuevo especial, porque el año jubilar celestial comienza poco antes de la aparición de Jesús en la nube:
En el tiempo de angustia, huimos todos de las ciudades y pueblos, pero los malvados nos perseguían y entraban a cuchillo en las casas de los santos; pero al levantar la espada para matarnos, se quebraba ésta y caía tan inútil como una brizna de paja. Entonces clamamos día y noche por la liberación, y el clamor llegó a Dios. Salió el sol y la luna se paró. Cesaron de fluir las corrientes de aguas. Aparecieron negras y densas nubes que se entrechocaban unas con otras. Pero había un espacio de gloria fija, del que, cual estruendo de muchas aguas, salía la voz de Dios que estremecía cielos y tierra. El firmamento se abría y cerraba en honda conmoción. Las montañas temblaban como cañas agitadas por el viento y lanzaban peñascos en su derredor. El mar hervía como una olla y despedía piedras sobre la tierra. Y al anunciar Dios el día y la hora de la venida de Jesús, cuando dió el sempiterno pacto a su pueblo, pronunciaba una frase y se detenía de hablar mientras las palabras de la frase rodaban por toda la tierra. El Israel de Dios permanecía con los ojos en alto, escuchando las palabras según salían de labios de Jehová y retumbaban por la tierra como fragor del trueno más potente. El espectáculo era pavorosamente solemne, y al terminar cada frase, los santos exclamaban: “¡Gloria! ¡Aleluya!” Sus rostros estaban iluminados con la gloria de Dios, y resplandecían como el de Moisés al bajar del Sinaí. A causa de esta gloria, los impíos no podían mirarlos. Y cuando la bendición eterna fué pronunciada sobre quienes habían honrado a Dios santificando su sábado, resonó un potente grito por la victoria lograda sobre la bestia y su imagen.
Entonces comenzó el jubileo, durante el cual la tierra debía descansar. Vi al piadoso esclavo levantarse en triunfal victoria, y desligarse de las cadenas que lo ataban, mientras que su malvado dueño quedaba confuso sin saber qué hacer; porque los impíos no podían comprender las palabras que emitía la voz de Dios. Pronto apareció la gran nube blanca. Parecióme mucho más hermosa que antes. En ella iba sentado el Hijo del hombre. Al principio no distinguimos a Jesús en la nube; pero al acercarse más a la tierra, pudimos contemplar su bellísima figura. Esta nube fué, en cuanto apareció, la señal del Hijo del hombre en el cielo. La voz del Hijo de Dios despertó a los santos dormidos y los levantó revestidos de gloriosa inmortalidad. Los santos vivientes fueron transformados en un instante y arrebatados con aquéllos en el carro de nubes. Este resplandecía en extremo mientras rodaba hacia las alturas. El carro tenía alas a uno y otro lado, y debajo, ruedas. Cuando el carro ascendía, las ruedas exclamaban: “¡Santo!” y las alas, al batir, gritaban: “¡Santo!” y la comitiva de santos ángeles que rodeaba la nube exclamaba: “¡Santo, santo, santo, Señor Dios Todopoderoso!” Y los santos en la nube cantaban: “¡Gloria! ¡Aleluya!” El carro subió a la santa ciudad. Abrió Jesús las puertas de esa ciudad de oro y nos condujo adentro. Fuimos bien recibidos, porque habíamos guardado “los mandamientos de Dios” y teníamos derecho “al árbol de la vida.” {PE 34.1-34.2}
Muchos creen que el año del jubileo comienza con la venida de Cristo, lo cual no es cierto. Comienza poco antes, exactamente como dice el reloj de las plagas de Orión. La séptima plaga, la guerra nuclear, comienza poco después (exactamente un mes después) el 6 de mayo de 2019, y poco después, el 21 de mayo de 2019, Jesús regresa para salvar a los Suyos del fuego.
Moisés recibió instrucciones especiales de Dios para el Yom Kippur que precedía al año de jubileo:
Y contarás siete semanas de años, siete veces siete años, de modo que los días de las siete semanas de años vendrán a serte cuarenta y nueve años. Entonces harás tocar fuertemente la trompeta en el mes séptimo a los diez días del mes; el día de la expiación haréis tocar la trompeta por toda vuestra tierra. Y santificaréis el año cincuenta, y pregonaréis libertad en la tierra a todos sus moradores; ese año os será de jubileo, y volveréis cada uno a vuestra posesión, y cada cual volverá a su familia. (Levítico 25:8-10)
Una vez más, en el Yom Kippur del año 49, la trompeta fue sonada advirtiendo ¡que el año 50 se acercaba como un año de jubileo! Así, todos podían prepararse para el jubileo. Por lo tanto, la diferencia de tiempo entre la advertencia y el comienzo del año jubilar era de unos seis meses.
Por esa razón, esperábamos un “sonido de trompeta” de advertencia en el Yom Kippur de este año 2018, ya que el año que viene, tomaremos posesión de nuestra propiedad en la Canaán celestial:
En este año de jubileo volveréis cada uno a vuestra posesión. (Levítico 25:13)
Al presidente, abandonado por el Espíritu, de la que no hace mucho tiempo era la potencia nuclear más grande de la tierra, le fue dado recientemente el “honor” de tocar esta trompeta especial. En el Gran Sábado del 20 de octubre de 2018, la prensa de todo el mundo anunció que la gran boca de la segunda bestia de Apocalipsis 13 había comunicado la terminación del Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio con Rusia, que durante 31 años había impedido una guerra que destruyera a Europa y por lo tanto, la Tercera Guerra Mundial.
Mientras tanto, Vladimir Putin sólo perdió la oportunidad por uno o dos días de demostrar en el “Día de Reconciliación” que el Espíritu también lo había abandonado. Anunció, frente al respetado Club Valdai, el suicidio colectivo de la raza caucásica, afirmando que sus nuevos misiles nucleares supersónicos no podían ser interceptados, que todos los atacantes serian “exterminados” y que los rusos irían al cielo como mártires. Lo siento, ¡no existe algo más tonto!
Y por si fuera poco, algunos informes de prensa mencionan que el tratado de desarme prevé un plazo de retiro de exactamente seis meses. Esto hizo que el anuncio del trompetero Trump fuera la advertencia del año del jubileo para el suicida Putin, que no podría haber sido más terrible. ¿Será que después de todo todas las almas vivientes en el mar de Europa perderán su vida? Ya no estoy tan seguro de que esto no pueda suceder en la segunda plaga, especialmente cuando veo las fechas del Ejercicio Militar Tridente directamente en la frontera con Rusia, que comienza en el primer día de la Fiesta de Tabernáculos en 2018. Pero el gran granizo, que puede ser cualquier cosa menos un granizo real, ha sido anunciado por Dios para el 6 de mayo de 2019. ¡Entonces no hay problema!
Sin embargo, hay que tener en cuenta el hecho que la profecía de las almas vivientes que mueren[3] también puede ser conectada en general con el retiro del Espíritu Santo de la humanidad, porque el aliento de Dios, que una vez dio vida a Adán, no es otro que Su Espíritu. Las naciones del “mar del mundo”[4] han sido abandonadas por el Espíritu de Dios y así han muerto a los ojos de Dios.
Finalmente, me doy cuenta de que la primera plaga reveló claramente las apestosas heridas de la Iglesia Católica y de su líder (y por supuesto, de todos los que se acuestan con él[5]). Ahora parece que en la primera plaga la primera bestia fue expuesta, mientras que la segunda plaga coloca al presidente Trump “abandonado por todos los buenos espíritus” y a la segunda bestia, en el foco de atención del público mundial.
Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas; porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto. Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo. (Efesios 5:11-13)
Ciertos predicadores adventistas que se consideran a sí mismos el mensajero del cuarto ángel, no parecen conocer este versículo y enseñaron justo en el Gran Día de Yom Kippur de 2018 que no debemos señalar y juzgar a otros mientras nosotros mismos todavía persistimos en nuestros pecados (de fijación de fechas). Se consideran espiritualmente ricos y ni siquiera entienden lo que fue la “ley dominical”[6] que debía preceder a las plagas. El problema con esto es que ellos no conocen los relojes de Dios y por lo tanto no saben que Sus juicios han comenzado y que el pueblo apóstata ya está sufriendo la segunda plaga junto con sus líderes igualmente desamparados por el Espíritu. ¿Dije antes, en relación con Putin, “no existe algo más tonto”? No somos nosotros los que señalamos y juzgamos, sino Dios mismo y Él utiliza a aquellos en quienes Su Espíritu aún habita como Sus instrumentos de luz.
Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria. (Apocalipsis 18:1)
Sin embargo, cada caso ya ha sido decidido y escribimos estos artículos sólo como un testimonio[7] de la gracia pasada de Dios para todos aquellos que no quisieron arrepentirse:
Las plagas estaban cayendo sobre los moradores la tierra. Algunos acusaban a Dios y le maldecían. Otros acudían presurosos al pueblo de Dios en súplica de que les enseñase cómo escapar a los juicios divinos. Pero los santos no tenían nada para ellos. Había sido derrama la última lágrima en favor de los pecadores, ofrecida última angustiosa oración, soportada la última carga y dado el postrer aviso.—Primeros Escritos, 281 (1858). {EUD 208.1}
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